El nombre portugués pionero para la península fue “ponta dos búzios”, debido a la presencia de numerosas conchas de moluscos gasterópodos en sus playas. Con la construcción de Armação das Baleias de Búzios, el establecimiento comercial pasó a ser un topónimo sustituto del original, incorporando la palabra compuesta “Armação dos Búzios”. Estas conchas se utilizaban como adorno y como cuernos. En tiempos primitivos anunciaban batallas y, hasta 1965, todavía se oía el sonido de los cuernos de los vendedores de pescado anunciando su mercancía fresca en las calles de la península.
La precaria presencia portuguesa en Búzios favoreció la estancia episódica de barcos franceses e ingleses en el puerto de la península. El fondeadero frente a la isla de Caboclo sirvió de apoyo terrestre para largos viajes transoceánicos, base naval para la piratería contra los barcos portugueses y españoles y para el tráfico de palo brasileño, que se realizaba con la ayuda de jesuitas e indios catequizados.
Durante la década de 1950, la playa de Armação fue el lugar preferido para las primeras residencias de verano, ya que algunas familias de la burguesía brasileña y francesa, atraídas por la geografía paradisíaca, la exuberancia de la caza submarina y la relativa proximidad a la ciudad de Río de Janeiro, heredaron o compraron y reformaron las antiguas propiedades señoriales de la ensenada del puerto. La playa de Manguinhos fue el lugar preferido para las primeras casas de veraneo, construidas en el barrio precursor Luís Reis y Jackon Sampaio.
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Sin embargo, la transformación de la ciudad comenzó en 1964, con la temporada de vacaciones de la actriz Brigitte Bardot y su novio brasileño. La presencia de la más famosa estrella del cine francés en Búzios fue ampliamente difundida por los medios nacionales e internacionales, dando un impulso definitivo a lo que sería considerado uno de los balnearios más encantadores del mundo, que pasó a ser frecuentado especialmente por franceses y argentinos.
En aquella época, los buzianos comprendieron que la superación de ese grave momento histórico favorecía la lucha radical por un desarrollo socioeconómico sustentable sin la intermediación de Cabo Frio. Emocionados por el proceso libertario cabista, comenzaron a hacer proselitismo en busca de la emancipación político-administrativa del distrito 3.
El gobierno de 1989-1992 superó cualquier predicción pesimista. El movimiento emancipacionista renació entonces y pasó a ser financiado por Umberto Modiano, propietario de la “Marina Porto Búzios” y del “Hotel Nas Rocas”. Pronto, varios líderes comunitarios y políticos de Armação dos Búzios reunieron las firmas necesarias para iniciar el proceso de liberación del distrito en la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro.
El año 1992 resultó decisivo para las ambiciones libertarias del tercer distrito. Todos esperaban que el recién elegido alcalde cumpliera su promesa de campaña: esperar el final del proceso en el Supremo Tribunal Federal y, si la sentencia era desfavorable a los demandantes, el día siguiente.
En 1995, los gobiernos de Cabo Frio y Río de Janeiro, respectivamente, representados por el alcalde José Bonifácio y el diputado Alair Corrêa – en representación del gobernador Marcelo Alencar y como líder del gobierno en la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro – fijaron fecha para un plebiscito de los electores de Búzios para decidir sobre la cuestión separatista. El día decisivo, los ciudadanos acudieron de forma ordenada y masiva a las urnas, consagrando el voto del “sí” que emancipó a Armação dos Búzios de Cabo Frio y luego celebrando toda la noche. Desde entonces, la confraternización comunitaria dio paso a la articulación política hasta la elección del alcalde, vicealcalde y concejales del nuevo municipio brasileño.